COP29 en Azerbaiyán: Una cumbre marcada por la financiación climática y las tensiones políticas
La reciente COP29 celebrada en Azerbaiyán ha estado marcada por un clima de frustración, incertidumbre y falta de liderazgo. Aunque los acuerdos alcanzados son esenciales para hacer frente a la crisis climática, la sensación general ha sido de insuficiencia.
Los temas centrales como la financiación, la mitigación y la transición hacia energías renovables, avanzaron lentamente con acuerdos parciales y promesas ambiguas.
El gran desafío: Financiación climática
Uno de los temas más críticos fue el nuevo objetivo cuantificado de financiación climática (NCQG). Tras arduas negociaciones y momentos caóticos, los países desarrollados acordaron destinar 300.000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo, una cifra que deberá ascender a 1,3 billones anuales en 2035.
Sin embargo, esta cantidad dista mucho de las cifras de 5,1 a 6,8 billones de dólares necesarios hasta 2030 para que los países vulnerables puedan cumplir sus planes nacionales de adaptación (NAP) y sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC).
Interesante señalar el creciente protagonismo de China quien, ante la falta del liderazgo de Estados Unidos debilitado por las promesas de Trump de salir del Acuerdo de París, emergió como un actor clave al comprometerse a aportar financiación como “nuevo contribuyente voluntario”.
Un retroceso en mitigación y energías renovables
La transición energética hacia energías limpias quedaron relegadas en esta cumbre. A pesar de la necesidad urgente de abandonar los combustibles fósiles el texto final carece de ambición y omite referencias clave ya que no menciona límites como el 1,5°C del Acuerdo de París y tampoco incluye compromisos específicos hacia la neutralidad de carbono ni medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Esto generó frustración en muchos sectores, especialmente en la sociedad civil, que denuncia que el progreso es insuficiente ante una crisis climática descontrolada.
Momentos clave y polémicas políticas
La cumbre no estuvo exenta de controversias. El discurso inaugural del presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, provocó reacciones negativas al declarar que el petróleo es un “regalo de Dios”, mientras criticaba la postura de Europa como líder de la transición energética.
Al mismo tiempo, la falta de liderazgo de la presidencia de la COP29 quedó en evidencia, con retrasos y una organización desordenada. Estas circunstancias reflejaron la complejidad de lograr consensos en una agenda que enfrenta intereses económicos, políticos y climáticos divergentes de los distintos gobiernos.
Avances parciales: Adaptación y otros programas
Aunque las negociaciones no cumplieron todas las expectativas, se lograron ciertos avances:
• Objetivo Global de Adaptación (GGA): Se redujeron los indicadores a un máximo de 100, destacando el papel de la ciencia y de las comunidades indígenas.
• Igualdad de género: Se renovó el Programa de Lima, aunque sin nuevos compromisos.
• Transición justa: Se establecieron directrices nacionales, pero sin acuerdos globales vinculantes.
A pesar de estos progresos, es evidente que existe descontrol preocupante entre la velocidad de las negociaciones y la urgencia de la crisis climática.
La COP29 cerró con una sensación agridulce ya que por un lado tenemos el acuerdo financiero, aunque insuficiente, supone un avance importante para los países en desarrollo, y por otro lado la falta de ambición en mitigación, la transición hacia energías renovables y la reducción de emisiones plantea un panorama preocupante.